lunes, 10 de diciembre de 2012

Soldados de Cristo: Surgimiento y Muerte

EL CONVERSO Y EL TRAIDOR:

Constantino en un tiempo y Felipe IV "el hermoso" de Francia en otro.

El muy conocido Edicto de Milán, con el que se establece la libertad de religión en el Imperio Romano y los cristianos dejan de ser perseguidos.

Se conoce muy bien la historia, que el emperador Constantino tuvo una visión en el cielo, como se muestra en la imagen de la izquierda, que acompañaba con una voz que decía "con esta Cruz vencerás". Constantino sin titubear pone el símbolo en los escudos de todos los soldados, y vence en la batalla. Se convierte en un emperador hacedor del culto cristiano, edifica templos, peregrina, pero lo peculiar es que recién se bautiza en su lecho de muerte.

El contraste a esta historia la encontramos en el siglo XIV, ahí sobre los años 1300, y el protagonista es el rey francés Felipe IV llamado "el hermoso", un rey absolutista, muy celoso de su poder, se creía un césar en su tierra, ambicioso, y celoso de su influencia y poder, ambicionaba las arcas acumuladas de los caballeros templarios que sirvieron a la Iglesia durante el período conocido como las "Cruzadas". Cuando se perdió el dominio en Tierra Santa, los caballeros se fueron al continente europeo, sin con ello abrir sospechas y recelos, ya que era una orden religiosa y militar que solo dependía de la Iglesia, era independiente de los reyes. El rey francés abrió una persecución contra ellos para quedarse con todos su bienes con la excusa de acusarlos como herejes y sacrílegos. Fueron torturados y asesinados, por la presión de tales torturas los obligaron a confesar que habían hecho pacto con el diablo. Así acaba tristemente una orden religiosa-militar de dos siglos de supervivencia, fidelidad a la Iglesia y servicios en Tierra Santa. Lo paradójico es que habiendo representado la defensa de la fe, fueron suprimidos por un rey que se hace en nombre de Dios, en realidad un rey que tenía más de traidor que de protector de la Fe. Es sabido que en el período conocido como la Baja Edad Media, que abarca desde el reinado de Felipe IV de Francia hasta finalizada la guerra de los cien años, por ahí a mediados del siglo XV, la Iglesia estuvo en crisis, dividida con tres papas al mismo tiempo, reyes codiciosos y aburguesados, e intelectuales inclinados por el humanismo, un gradual alejamiento de los valores esenciales del medioevo cristiano.

Si con Constantino se abre una tradición hacedora de la fe cristiana, con Felipe se cierra dicho proceso también evolucionando de forma gradual.

Constantino el Converso o Felipe el Traidor, la historia los juzgará.

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