jueves, 6 de diciembre de 2012

Guerra Sectaria

La Guerra por el Conocimiento y por el Poder:

Se dice que quien administra a todo el conocimiento tiene dominio sobre los demás. Así fue que en la Edad Media la Iglesia era el refugio del saber, así como la administradora del mismo, gobernaba porque era fuerte en conocimiento y en verdad, además del saber poseía el don de la Gracia que es la fuerza y la guía del Espíritu Santo. Tanto los gobernantes como el pueblo entero eran las ovejas guiadas por el Pastor el papa.

Cuando comienza el Renacimiento en Europa, y con la creciente influencia de la burguesía, pequeños banqueros y mercaderes, el saber comienza a ser administrado por los laicos, que se van alejando del teocentrismo medieval a un antropocentrismo humanista. Así, el poder y la administración del saber va pasando de la Iglesia a la burguesía que se va alzando contra todo el orden establecido, y que quiere dominar al mundo, ser los árbitros de los destinos del hombre.

La masonería, una mezcla de orden religiosa y ecuestre, que toma las tradiciones medievales de los ritos de iniciación, se conforma como una especie de club social con fines políticos antimonárquicos y antieclesiásticos, quiere romper con la tradición y establecer un nuevo orden. No escatima en la búsqueda de la verdad, adentrándose incluso en el mundo oculto, las ciencias ocultas, la psicología, acapara todas las estrategias y herramientas, todos los recursos necesarios para imponer su voluntad. Grandes personalidades y líderes políticos e intelectuales han pertenecido a esta sociedad, y su fin es combatir al antiguo régimen, el de la Iglesia, inclinados al humanismo como doctrina social y espiritual.

Así el 'conocimiento', considerado la fuente de todo poder, quien domina el mayor conocimiento es quien domina a los demás, la Iglesia se puede decir que tuvo esa gracia en la edad media, y hoy la masonería es quien aventaja acaparando a los mejores personajes y al mayor saber. La Iglesia, como dije, además de ser la administradora del saber poseía la gracia del Espíritu de Dios como guía, y es una ventaja muy importante, para ello la masonería no se queda atrás y se adentra en el ocultismo. Así la guerra se torna no tan solo física y materialmente, sino hasta espiritualmente. Esta guerra es la de Dios contra la ambición y la codicia humana.

Así como la masonería combate a la Iglesia medieval, la Iglesia prohíbe a sus fieles con pena de excomunión pertenecer a grupos de este tipo.

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