El Papa y su influencia en la historia:
Guía a los hombres y a los gobiernos:
Existió una gran misión de la Iglesia a fines del siglo VI de nuestra era, la muy conocida 'Misión Gregoriana', ordenada por el Papa Gregorio I Magno. Envió a Inglaterra a un monje benedictino 'Agustín de Canterbury' con un grupo de monjes, a llevar la fe cristiana a estas tierras paganas, fundando monasterios e influyendo en la gente y en sus líderes. De esta forma el catolicismo y el papado expanden su influencia por el mundo desconocido, bautizando y convirtiendo, reuniendo en un solo Pastor, el Papa, a todas las ovejas perdidas que no han conocido la Palabra de Dios. De esta forma los gobiernos del mundo se iban uniendo al gobierno de la Iglesia, y así el Papa influía y guiaba en el mundo, y expandiría con el transcurrir de los años el territorio de influencia. Los monasterios que eran el centro de influencia de la Iglesia en el mundo, no solo fueron un oasis espiritual, sino intelectual y cultural, que sirvieron no solo para evangelizar sino para educar y civilizar. La Iglesia por mucho tiempo fue fuente de todo el saber y de la cultura, y fue empujando a los pueblos a crecer en la fe y en el saber. Y un detalle importante, cuando le preguntaron al Papa Gregorio qué hacer con los altares paganos, si los destruían, él les dijo que no, que los purificaran. Una característica de la Iglesia era que conservaba y respetaba la cultura de los pueblos convertidos a su fe.
Es apartado de las decisiones:
Hasta que entramos en la Edad Moderna, ya durante las guerras de religión fruto del cisma generado por la Reforma Protestante, esto acabaría con un tratado de paz, la famosa 'Paz de Westfalia' por mediados del siglo XVII, luego de terribles años de guerra, donde el mundo no se rige más por la fe, nace el Estado Nacional, y se corta con la influencia del Papa en el mundo, una antinomia de la Misión Gregoriana, pues el mundo rompe con el Papa, deja de ser su árbitro en la política y en los destinos, pues a los destinos los determinará el hombre mediante un gobierno laico y democrático, y no será juzgado por sus creencias, sino por atentar contra las libertades y la propiedad de las demás personas, se rige por un código más práctico y materialista mejor definido en la declaración de los derechos del hombre y del ciudadano durante la revolución francesa, que serán las bases de todo gobierno y de la actualidad, el hombre pacta con el hombre y no con Dios. Tal es así ese retroceso de influencia del papado sobre los destinos, que a mediados del siglo XVIII, los más influyentes filósofos, uno de ellos Voltaire, persuadieron a los reyes y al papado para expulsar y suprimir a los jesuitas, considerada la última orden religiosa misionera, así fueron perseguidos por todo el mundo, en algunos casos buscando refugio en otras naciones como Rusia, y en otros casos oponiendo resistencia. Los jesuitas fueron la mano derecha de la Iglesia en la evangelización y civilización del nuevo mundo, sin ellos muchos nativos se quedaron en el olvido en medio de la selva. A pesar de todo, el Papa sigue influyendo, quizás sea ignorado por los gobiernos, pero aún cuenta con fieles que luchan por su causa y por hacerse escuchar dentro de este mundo y de cada nación. El Papa ya no es un juez legal pero sigue siendo un juez espiritual.
lunes, 3 de diciembre de 2012
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario